martes, 13 de julio de 2010

Dentro... un fantasma.

Solo vemos dos cosas en la gente: lo que queremos ver y lo que nos quieren mostrar.

Acceder al núcleo fibroso de alguien es difícil y peligroso.
La mayoría de las veces que nos obsesionamos con conocer secretos y entramados de la vida de una persona acabamos desilusionados, frustrados.
Es la misma obsesión lo que nos ilusiona y entusiasma, sin eso, encontrar el interior de alguien sería como abrir una lata de paté.

Cuando descubrimos por accidente o cometemos pecado de prejuicio, es cuando las grandes personalidades nos deslumbran, nos iluminan. Pero como dice la frase, seguramente nadie se enterará.
En este mundo donde casi nadie está ávido de aprender de otro fuera de un aula, donde todos tenemos la solución a los problemas de la sociedad, donde domina la soberbia de regodearse en la inferioridad del otro para sentirse por fin "alguien", yo me rasco un huevo y me cebo un mate mirando desde la profundidad de mi ojo meterete la ventana por donde se accede al mundo.

Canibalidad, minimalismo, caricias de lija por doquier. Nos rascamos las espaldas con uñas de daga de doble filo, los unos a los otros. Nos miramos a los ojos en la mayor de las mentiras, con una profesionalidad extrema, aprendiendo de la psicología escrita.
Tomamos clases extensas y diarias de engañar al espejo.
Descubrir...

Ahhhhh, falta de belleza hay en la pérdida de la inocencia!

La risa socarrona y soberbia suena out loud cuando uno comete una pícara inocencia delante de los inseguros.
Porque los que no saben aprender de los demás, tampoco saben explicar con docencia.

No quiero que me veas.
Este blog es mentira.
Estoy fabricando una personalidad que luego será mi escudo cuando me sienta acosado por mis preguntas, esas que temo hacer a los caracteres mutilados para que no se rían en mi cara, por tener la respuesta y me sugieran que me arrodille a suplicar por su sabiduría. Mirando de costado a sus iguales, esperando una admiración que no consiguen por sí mismos.
Porque preferimos salvar el jarrón aunque en eso se nos vayan los brazos.




Y como este blog es mentira, yo no existo.
Menos mal. Si no... habría escrito esto.

Mr. Salviand